lunes, 21 de octubre de 2013

Nómadas. Migraciones adentro, allí, donde los países infinitos, paraderos. Y de repente tan pequeña, acurrucada, con las rodillitas tapando las orejas como para no hacer ruido, las manos de tan retorciditas que embrionándose, y una que va desapareciendo, como desdibujándose, diluyendo la acuarela de este lienzo no soy y afónica me canto una nana. Una vez me encontraron tiritando enredada abrazada a un riñón, pero esta vez es distinto, en mi útero algo huele distinto, la niña rabia se está pariendo en este rincón de una sala, sabe a dedo gordo del pie y está preguntándose cómo es eso de acurrucarse tanto que desapareciendo, que porqué este dolor en los hombros, porqué el ceño tenso y porqué afónica le canta la nana.





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